sábado, noviembre 11, 2006

Soneto Quevediano, por Patricio Gómez



A UN MUSICASTRO


Rascando tantas tripas exageras:
dolor de muelas es tu melodía;
de un gato en celo noche, tarde y día
son tales armonías donde imperas.

Violines nunca tienes,sino arteras
que marcan, tras la zapa en la alcancía,
grotesco son de voz de chirimía,
de ser sordo unas ganas muy sinceras.

Debiste hacerte monje silencioso,
rapaz que imita a un mudo por un cobre,
gañan que por dormír se vuelve pobre:

Callado el clavicordio, quieto, ocioso,
las gentes te odiaran con menos saña
si dejan de escuchar lo que les daña.



Patricio Gómez Valles, 18-VI-2002